Relato IV

martes, 16 de septiembre de 2014


Diario de Sael, la Tecno-Maga.
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Día 8 de la Novena Luna Llena:

Parecía un nuevo día, como otro cualquiera, en nuestro precipitado viaje en busca de un médico que pudiera curar la supurante herida de Aulladora. Por desgracia, cuando escapamos de aquella taberna de mala muerte con Kitty (como se niega a decirnos su nombre, decidí bautizar así a esa niñata sabionda que se nos ha encaramado), descubrí que mi insólita amiga tiene un pésimo sentido de la orientación.
-¡¿Cómo que nos hemos perdido?!
-Lo que oyes.- Me limité a decir con suma tranquilidad, liderando nuestra pequeña comitiva con ayuda de mi brújula.-Qué le vamos a hacer si en vez de correr hacia el suroeste lo has hecho hacia el noreste.
-Y no contenta con eso, nos has metido en este interminable bosque.- Puntualizó Kitty, caminando con desgana.- ¿Quién me mandaría a mí unirme a dos “peligrosas” fugitivas?
Desde que nos pusimos en marcha con el amanecer, estuvimos caminando entre los laberínticos y frondosos árboles con la pequeña esperanza de encontrar pronto la salida. Pero esta fue poco a poco extinguiéndose con el pasar de las horas.
-L… lo siento, Sael.- Se disculpó Aulladora entre pequeños escalofríos.
Si no encontrábamos pronto a alguien que pudiera curarla no aguantaría mucho tiempo más. La herida había empeorado de tal manera que el penetrante hedor a putrefacción era del todo insoportable, al tiempo que unas altísimas fiebres la habían comenzado a  asediar desde el extraordinario esfuerzo que hizo la noche anterior.
-No pasa nada.- Le quité importancia con una sonrisa, mientras iba hacia ella para ayudarla a caminar apoyándose en mí.-Bueno, yo no sé vosotras pero las tripas me suenan desde hace al menos una hora. Así que propongo que hagamos un pequeño descanso junto a ese montículo de rocas. ¿Qué me decís?
Deviantart by Robinhalioua
De esa forma  nos dispusimos a comer el almuerzo. Menos mal que tenía una buena reserva escondida en la despensa de Cartulino (¿qué pasa? Así es como se llama mi gólem), además de lo que había podido robar en la posada, cuando todos estaban distraídos con la magnífica interpretación de Aulladora.    
-Venga, tienes que comer algo.- Le advertí por tercera vez, ofreciéndole un poco de cecina.
-No… no es suficiente.- Rehusó en un gutural susurro, abrazándose fuertemente los brazos mientras se balanceaba constantemente adelante y atrás.   
-Dámelo a mí si no quiere.- Dijo la vagabunda con voz prepotente.-Es un engorro comer solo pan y queso.
-¡Cállate!- Le ordené airada, buscando suplicante que Aulladora me devolviera la mirada. Pero sus ojos tan solo sabían mirar con gesto extraviado al infinito.
-Necesito carne… necesito sangre…
Estaba delirando.
-Aulladora… Aulladora, mírame.- Le pedí, sintiendo cómo el pánico se estaba apoderando de mí.- ¡El agua!- Añadí, instando a Kitty que me pasara la cantimplora, para luego verterla sobre la sudorosa cabeza y el ardiente rostro de la semi-bestia.
-¿No escuchas sus latidos?- Me preguntó con una torva sonrisa, incorporándose entre frenéticos temblores.- Bum-bum … bum-bum-bum … bumbumbumbum … bumbumbumbumbum
Fue caminando pausadamente alrededor del montículo, sin dejar de imitar el sonido de aquel corazón: Primero lento y mesurado, luego rápido y nervioso, y por último tan frenético que pareciera que fuera a estallar en cualquier momento.
-Viene de allí.- Anunció victoriosa, olisqueando el ambiente con deleite.
Sinceramente, no sabía qué hacer. Por mucho que le hablara e intentara convencer de que me dejara cambiarle la venda mientras comía algo, ella seguía obstinada en buscar aquello que sólo ella podía captar.
Era como si estuviéramos en dos mundos totalmente diferentes.
-Aulladora…
Pero me interrumpí cuando súbitamente sentí bajo mis pies un gran temblor, que hacía que todo a nuestro alrededor amenazara con derrumbarse.
-Por fin llega.
Aquella aterradora criatura arrancaba los árboles con sus cuernos y aplastaba las rocas bajo sus pezuñas como si fueran simple barro. Se trataba de un Crigui.
-¡Huid!- Gritó de pronto un joven campesino, que corría despavorido por delante de la bestia. Era tan pequeño a su lado que nos había pasado totalmente desapercibido.
Sin dudarlo ni un instante Kitty y yo la obedecimos, encontrándonos en una delirante carrera por salvar nuestras junto al muchacho. Pero la irreconocible narradora tenía otros planes.
-¡Aquí me tienes!- Exclamó con un potente aullido, deshaciéndose eufórica de la capa.
 Ni siquiera los Fatuos eran tan feroces.
Desplazándose a cuatro patas con aquella asombrosa velocidad, saltó contra la yugular del Crigui dispuesta a clavarle las afiladas y grotescas garras de su mano derecha. Al principio el animal no sintió nada, creyendo que sería una molesta mosca, por lo que Aulladora no tardó en idear algo para llamar su atención: sujeta fuertemente a su grisácea piel a través de sus garras, comenzó a golpearle insistentemente el ojo con el muñón, ignorando el desgarrador dolor que se estaba infringiendo a sí misma hasta el punto de abrirse la herida.
Finalmente el Crigui detuvo su marcha, intentando por todos los medios quitarse de encima aquella odiosa criatura.
-¿Es vuestra amiga?- Me preguntó el campesino, oculto con nosotras tras las rocas. 
-No lo sé.
Sin dejar de sonreír ante la indescriptible excitación que sentía, Aulladora, en respuesta a los inútiles saltos y cabeceos de la bestia, comenzó a despedazarle con sus afilados colmillos. En el momento en que saboreó su carne y su sangre solo un autentico depredador podría saber hasta qué punto se sintió pletórica y completa, al tener a una presa entre sus fauces.
Aprovechando aquel segundo de distracción el Crigui la golpeó con su cola, lanzándola brutalmente al suelo.
-Santo Cielo.- Exclamó Kitty en un aterrador susurro.
Deviantart by Kirinoru
Aquella criatura que se hallaba en el suelo y amenazaba entre airados rugidos a su presa, no era mi amiga. Aunque tuviera una figura humanoide, no tenía absolutamente nada de humano.
Su piel se había vuelto tan dura e impenetrable como la de un cocodrilo, tan oscura como la noche, a lo largo de la cual (incluido su rostro) había repartidas cientos de irrompibles púas. Sus garras eran largas y puntiagudas como espinas, y ojos completamente dilatados y rojos como la sangre que manaba de su miembro amputado. Pero lo que me daba más miedo eran sus afilados colmillos que sobresalían de su boca, dándole un aspecto aún más aterrador.
Con un nuevo rugido se abalanzó contra su presa, pero esta vez con una agilidad que superaba a la cualquier animal que conociera. Esquivando con suma facilidad la cola del Crigui, escaló su gigantesco cuerpo a través de sus fauces, dirigiéndose hacia la herida que le había hecho hacía escasos minutos.
-No mires.- Le ordené, obligándola a apoyar su rostro contra mi pecho.-No mires.
Era repugnante… era una masacre.        
Abriéndose paso a dentelladas, fue introduciéndose en la herida entre los agónicos berridos del animal. No dejaba de zarandear la cabeza, de chocarla furioso contra los árboles, el suelo y las rocas, intentando desesperadamente deshacerse de aquella criatura que lo estaba devorando por dentro.
-Es un demonio… esa cosa es un demonio.- Tartamudeó el campesino, intentando controlar las náuseas que le estaba produciendo la escena.
Finalmente, la depredadora salió por el otro lado de la sien del Crigui, quien cayó estruendosamente contra el suelo.
Durante unos segundos de pie, la que antes había sido Aulladora, se quedó admirando su presa. La imagen que presentaba era como la peor pesadilla del infierno: se encontraba empapada completamente de sangre, que corría abundante y fresca por sus brazos, goteando al suelo; junto a trozos de tendones, venas, y tejido cerebral.
Con un aullido triunfal, a cuatro patas se desplazó hacia el Crigui y comenzó a devorarlo. Era su presa, su comida… era suyo y de nadie más.
-¡¿A dónde vas?!- Exclamó el campesino al ver que salía de nuestro escondite, y me dirigía con paso decidido hacia la depredadora.
-Cuida de Kitty.- Me limité a responder contundente, posicionando la mano sobre mi pistola, preparada para lo que pudiera pasar.-Aulladora.
Ante mi llamada, la criatura se volvió hacia mí.
No era ella, lo sabía, lo veía en su frenética mirada. Pero tenía que intentarlo, hacer que, de alguna forma, volviera a ser la narradora entrometida, que siente la imperiosa necesidad de salvar a los demás.
-¡¡¡¡¡¡¡Largoooooooo!!!!!!!


  







1 comentario:

  1. Hi, hi! ¡Ha sido genial, como de costumbre! Me pregunto qué es lo que te estarás guardando para más adelante porque no paras de sacar situaciones excitantes y que marcan un antes y un después en la historia. ¡Estoy que echo ascuas! >_<

    ¡Sigue así! Espero impaciente para el siguiente mes el capítulo que continúa a este. :3

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¡¿Que hay, Aulladores?! Espero que os haya gustado esta humilde entrada, y que estéis deseosos de leer la siguiente. También quiero saber vuestra opinión y consejo para ir mejorando, así que no dudéis en dejar algún aullido.

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